Transformar tú salud volviendo al pasado
El Cerebro Humano: Un Órgano de Pescado y su relación con las Grasas Esenciales
En solo cinco generaciones, desde la Revolución Industrial, nuestro sistema endocrino ha cambiado drásticamente. Si retrocedemos millones de años, podemos comprender mejor la evolución de nuestro cerebro; y su relación con las grasas en la dieta. Hace 2 millones de años, habitaban la tierra los Homo habilis. Era una especie carroñera que consumía tuétano y cráneos. Vivía en un entorno árido donde la dieta se basaba en reptiles y alimentos ricos en grasas obtenidos en los grandes lagos. Estos lagos eran ricos en pescado y marisco. Los pescados contienen ácidos grasos esenciales como el ácido araquidónico (omega 6) y los omega 3 DHA y EPA.
Estos nutrientes resultaron ser fundamentales para el desarrollo del cerebro humano, que está compuesto en un 70% por grasa. De hecho, podemos considerar nuestro cerebro como un «órgano de pescado». Esta alta concentración de grasas es vital para su correcto funcionamiento, especialmente durante el embarazo; cuando el DHA es esencial para el desarrollo óptimo del cerebro del bebé.
La Importancia de un Perfil Lipídico Correcto en el Sistema Nervioso Central (SNC)
El DHA y el EPA son cruciales para mantener un perfil lipídico saludable en el sistema nervioso central. Este perfil de grasas impacta directamente en la función cognitiva. Estos ácidos grasos también desempeñan un papel esencial en la modulación de la respuesta inflamatoria del cuerpo. Nuestro organismo asume que consumiremos estas grasas para regular de manera adecuada las respuestas inflamatorias. La inflamación no siempre es mala, inicialmente es positiva, ya que ayudan a limpiar y reparar los tejidos.
Cuando el perfil lipídico es correcto y nuestras membranas celulares contienen las grasas necesarias; el ácido araquidónico genera una señal de «STOP» para frenar la inflamación en su punto máximo. Esto produce lipoxinas y resolvinas que optimizan la reparación de los tejidos. Si se bloquea este proceso con fármacos antiinflamatorios, el riesgo de desarrollar fibrosis en el tejido aumenta. Por tanto, las grasas juegan un papel crucial en los procesos inflamatorios, y el cuerpo cuenta con ellas para responder adecuadamente a los daños.
Micronutrientes Esenciales para el Desarrollo Cerebral
Los Australopithecus también obtenían micronutrientes esenciales como el yodo, zinc y selenio, cuya deficiencia puede provocar atrofia cerebral. El yodo es particularmente importante, siendo uno de los primeros nutrientes selectivos para el sistema nervioso central. Además, otros nutrientes como la vitamina D (gracias a la exposición solar) y la vitamina A (obtenida de los pescados) son fundamentales para la salud cerebral.
En el núcleo de nuestras células; tenemos receptores nucleares para la vitamina A, la vitamina D (derivada del colesterol). Tambien las hormonas tiroideas, cortisol y estradiol, que también provienen del colesterol y el yodo. Estos receptores modulan cambios genéticos importantes, y los ácidos grasos esenciales como el EPA y el DHA juegan un papel crucial en estos procesos.
Evolución Dietética: De Homo habilis a Homo erectus
Homo habilis, siendo carroñero, desarrolló un pH gástrico muy ácido (no superior a 3). Esto le permitió consumir alimentos en descomposición sin riesgo, una característica clave para entender qué tipo de alimentos podían consumir nuestros ancestros.
Por otro lado, Homo erectus, con el fuego ya domesticado, prefirió la comida cocinada. Esto le otorgó una ventaja evolutiva significativa, ya que la cocción de los alimentos no solo facilitó la digestión, sino que permitió obtener más energía en menos tiempo. Comer alimentos crudos habría requerido hasta cinco horas de ingesta diaria para obtener suficiente energía, lo que afectaría la función reproductiva y disminuiría el crecimiento del sistema nervioso central. Al optar por la comida cocinada, Homo erectus experimentó un rápido crecimiento cerebral, dientes más pequeños y un intestino más eficiente, dado que ya no era necesario procesar tantos alimentos fibrosos.
Conclusión: Alimenta Tu Cerebro Correctamente
Nuestro cerebro evolucionó en estrecha relación con los nutrientes obtenidos de los alimentos que consumimos, especialmente aquellos ricos en grasas poliinsaturadas, yodo y vitaminas esenciales. Por eso, es crucial mantener una dieta rica en ácidos grasos omega, como los que encontramos en el salmón salvaje ( como este de Veritas) , para asegurar que nuestro cerebro y cuerpo funcionen de manera óptima.
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